martes, 7 de enero de 2014

FILOSOFÍA DE LA NECESIDAD


La necesidad, según Aristóteles, envuelve la idea de algo inevitable porque se opone al movimiento voluntario y reflexivo. Toda necesidad es una cosa aflictiva y, por ello, tenemos la tendencia inevitable de buscar satisfacerla. ¿Pero en qué orden? ¿Cuál sería la primera necesidad a satisfacer? ¿Qué otra le seguiría? ¿Con cuáles se terminarían?
Hace 70 años Maslow, en su libro: “Una teoría sobre la motivación humana”, se atrevió a jerarquizar las necesidades humanas y postular que, a medida que las necesidades más básicas se satisfacen, las personas tienden luego a desarrollar y satisfacer necesidades más elevadas. Esa jerarquía, que representó en forma de pirámide y en cinco niveles, comenzaría por las necesidades básicas, situadas en la base de la pirámide, y que responderían a las necesidades fisiológicas como la alimentación, el descanso o el sexo. En el segundo nivel sitúa a las de Seguridad que tienen que ver con la seguridad física, de empleo, de recursos, moral, familiar, de salud y de propiedad privada. En un tercer nivel se encuentran las necesidades de Afiliación o Sociales, relacionadas con la amistad, afecto, intimidad sexual o sentimiento de pertenencia. Les sigue las de Reconocimiento, que atañen al autorreconocimiento, confianza, respeto y éxito. Y por último, en el quinto nivel y en la cúpula de la pirámide, están las necesidades de Autorrealización o Autoestima que afectan a la moralidad, creatividad, espontaneidad, falta de prejuicios, aceptación de hechos y resolución de problemas.


Según esta teoría, nos ocuparemos de las necesidades más altas solo cuando antes se han satisfecho nuestras necesidades inferiores. Es decir, solo nos ocuparemos de temas relacionados con la autorrealización si  antes tenemos una seguridad de empleo, acceso a alimentos y vivienda y una integración social que nos dispone a sentimientos de confianza, éxito y reconocimiento.
También se desprende la lógica conclusión que, si un Estado quiere mantener a una población entretenida en los niveles básicos de la pirámide, intentará por todos los medios que nunca queden satisfechas suficientemente esas necesidades fisiológicas o de seguridad, con la intención de que no sienta interés en avanzar hacia las capas superiores de la pirámide. Con ello impide que se tengan otras motivaciones que puedan cuestionar al propio Estado o su poder, o que lleguen a crearse sentimientos de pertenencia, o los individuos se deshagan de complejos e inseguridades y consigan plantear alternativas y soluciones distintas a las que el Poder o el Estado quiere implantar con sus políticas.
Está claro que en Andalucía se viene manteniendo una política colonial que responde a este sutil planteamiento de tenernos siempre ocupados en satisfacer las necesidades básicas y olvidarnos de otros planteamientos. “El pan para hoy y hambre para mañana” es la gestión más usada por quienes quieren subyugar a un pueblo para seguir utilizándolo, para que no pierda su condición de dependencia ni se atreva a levantarse al poder establecido. ¿Se van a desarrollar en Andalucía inquietudes soberanistas, por ejemplo, cuando los esfuerzos están centrados en conseguir el alimento o la vivienda? Si incluso quienes tienen el alimento y la vivienda asegurada, paralizan sus energías para mantener ese estatus frente al miedo de poder perderlo o con el fin de ayudar a los familiares que no lo tienen, sin querer preocuparse de otros estadios superiores de la pirámide.
Existe una Sociología de la Pobreza, incluso se habla de una Psicología de la Pobreza, estudiada en contextos de poblaciones en vías de desarrollo, o donde las diferencias de las clases sociales son extremadamente radicales y se intentan atender, además, desde un aspecto clínico. Y también existe una Filosofía de la Necesidad que se desprende de políticas premeditadas y dirigidas a la manipulación de un Pueblo, con el fin de conseguir en sus habitantes sentimientos de dependencia, impotencia e inferioridad que les provoque un bajo nivel de aspiraciones de autorrealización.
 
Andalucía, como colonia económica y cultural del resto del Estado Español, viene sufriendo estas políticas que buscan, ante todo, anular toda seña de identidad, todo sentimiento de pertenencia y toda autoestima colectiva que podamos alcanzar. Y para ello, tanto desde dentro de nuestro País como desde fuera, se despliegan políticas de subvención, proteccionistas y, últimamente, de pura beneficencia, con las que no se genera riqueza para el futuro y las que siguen haciéndonos dependientes y acomplejados social y económicamente.
En cuanto a lo cultural, pasa exactamente lo mismo. Aquello cuyo origen es andaluz pero que alcanza un reconocimiento internacional pasa a denominarse español. Aquello que se considera inculto o desprestigiado, es andaluz, volviendo a retroalimentarse esa visión pobre, acomplejada y victimista que los andaluces padecemos ante nosotros mismos y que influye luego negativamente sobre nuestras creencias y valores, nuestras capacidades y conductas.
Para luchar contra todo eso no basta ya con responder a la Filosofía de la Necesidad con la satisfacción de las necesidades básicas. Hay algo más complejo y psicológico que debe potenciarse e ir dirigido, en lo que en la Programación Neurolingüística se ha denominado “Niveles Lógicos del Pensamiento”, a fortalecer una constructiva Identidad Andaluza que consiga establecer en los andaluces valores y creencias capaces de generar conductas que busquen la transformación profunda de nuestra tierra. Todo nuestro esfuerzo debe estar centrado en crear, formar y potenciar esa Identidad que será motor de todo lo demás. Empecemos ya, para que la Filosofía de la Necesidad se convierta en Necesidad de la Filosofía.

Isidoro Ropero
Enero de 2014

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