jueves, 28 de septiembre de 2017

Andalucía, como Paciente Identificado.




En una ocasión escribí que Andalucía sería la primera en independizarse de España, porque nada aísla más que la miseria. Pero ese tipo de “independencia”, que naturalmente no es buscada ni perseguida, se impone desde el exterior con comportamientos relacionados con la falta de consideración y respeto y que logran crear sentimientos de patente marginación.

No viene al caso enumerar las diferentes situaciones públicas en las que Andalucía y lo andaluz se han denostado de manera explícita en declaraciones de políticos, programas televisivos o comentarios de los llamados famosos. Lo que sí llama la atención, últimamente, es la agresividad e insolencia con las que se hace. Sobre todo, ante manifestaciones o acciones que tengan que ver con una publicación de lo andaluz en lo cultural o que señalen aspectos más concretos de nuestras señas de identidad. No podía imaginar que el hecho de presentarse una traducción al “andaluz” del libro “El Principito”, de Antoine de Saint-Exupéry, realizada por Juan Porras Blanco (Huan Porrah), antropólogo, profesor de Cultura Andaluza en la Universidad Pablo de Olavide y miembro de la ZEA (Zoziedá pal Ehtudio´el Andalú), o las críticas exacerbadas a la idea de crear una Academia de la Lengua Andaluza, podía incendiar las redes sociales y levantar tanta animadversión y resentimiento. No imagino que esto pudiera ocurrir en cualquier otra parte del Estado Español. Me atrevo a asegurar que no pasaría nunca con la virulencia como ha sucedido en este caso.

Pero, ¿por qué resulta imperdonable en Andalucía lo que en otros lugares se alaba o, a lo peor, termina siendo indiferente?

En la terapia familiar se suele utilizar un término para designar e identificar a uno de los miembros que, a la vista de los demás, es el portador del síntoma, generalmente identificado como el paciente por el resto de la familia, es el que debe ser curado y el que determina que el resto de miembros no se consideren ni enfermos ni responsables del conflicto familiar. Este siempre suele ser el más vulnerable y débil y se le denomina Paciente Identificado o chivo emisario, es decir, es al que se le transfiere las culpas colectivas y sobre el que se descarga los sentimientos agresivos generados, aunque realmente no sea el verdadero objetivo de estos.

Andalucía funciona como un Paciente Identificado dentro del Estado Español en muchos aspectos y ahora también en el conflicto sobre el modelo territorial en el que andamos metidos. Por lo tanto, no es de extrañar que, siendo considerada un miembro débil, se descargue sobre ella todo tipo de tópicos hirientes y críticas agresivas e irrespetuosas cuando no se atreverían a señalar a quienes realmente les gustaría y no hacen por considerarlos fuertes e influyentes.

Lola Pons Rodríguez, profesora de Historia de la Lengua en la Universidad de Sevilla, en su artículo en El País, “El cónsul y los vendimiadores”, se pregunta, a raíz de las declaraciones del ya excónsul de Washington, Sardà Valls, y su estúpida burla al acento andaluz, cuánto hay de sesgo económico en la crítica social a un acento. Y señala textualmente que “a mayor capacidad económica de un lugar, más prestigio lingüístico tienen sus rasgos. La gente empieza a hablar distinto, inicia un cambio en la lengua, pero solo consiguen difusión hacia arriba y terminan llegando al habla estándar los fenómenos que resultan prestigiosos porque están respaldados por un núcleo de poder económico o social”. Y también ha de suceder que, al contrario, a menor capacidad económica, menos prestigio tiene su lengua, menos impacto y capacidad de influencia y se sitúa más cerca de ser considerada marginal y grosera.

Al final terminamos en la misma conclusión de siempre, lo que realmente se margina, por muchas fobias que queramos añadir al odio o menosprecio del otro, es la pobreza, lo que realmente se persigue con la burla, como también apunta en su artículo la sevillana Lola Pons, es la supremacía que quiere imponer el que la hace, “se ridiculiza la apariencia, que es el primer signo de identidad, y se ridiculiza la forma de hablar, que es el segundo signo con que nos presentamos a los demás”. Y en este segundo aspecto los andaluces siempre estamos recibiendo las mismas burlas y, casi siempre, coincide que proceden de quienes se quieren imponer desde su predominio económico.

Y transcribo literalmente su texto porque no sabría mejorarlo cuando, al comparar los otros acentos con el andaluz, dice de este último que “ha sido tristemente común utilizarlo como arma de denigración al adversario político (¿cómo vas a gobernar bien si hablas andaluz?), como rasgo identificativo de una clase social baja (la asistenta de la serie de turno es siempre andaluza) y como forma de hablar incapaz de usarse para contenidos serios (aunque seas Premio Príncipe de Asturias, si hablas andaluz, lo que dices es gracioso)”, por no llamarle vulgar, añadiría.

¿De quién es la responsabilidad de estos hechos? —se pregunta. Evidentemente hasta ahora que se empieza a dar respuestas en las redes sociales, los andaluces no hemos sido capaces de hacer protestas contundentes, se han consentido con nuestro silencio y no hemos conseguido el respeto ante todas esas faltas de consideración que nos han venido por todos lados y cuyo trasfondo, repito una vez más siguiendo el concepto de Paciente Identificado, es el de considerarnos más débiles, en este caso, por ser más pobres. Y esto acarrea conductas que impiden que se formen unas señas de identidad que faciliten una conciencia de Pueblo. Por eso en Andalucía existe una mentalidad colonial cuando los propios andaluces, que quieren marcar la diferencia de clase, adoptan el “españolismo” como hecho diferencial frente a los más necesitados que, en sus causas, sacan la bandera y los símbolos propiamente andaluces. Al final, de todo lo que hacemos aquí en Andalucía, si se reconoce internacionalmente, se convierte de manera automática en español; y si forma parte de la marginalidad y la pobreza, se denomina andaluz.

Y lo mismo ocurre con otros asuntos nuestros si los comparamos con el exterior. En Linares, hace una semana, se ha celebrado una manifestación contra el paro, donde se han manifestado más de treintaicinco mil personas y apenas ha tenido eco, ni en los medios andaluces, por razones obvias, y menos aún en los nacionales. ¿Qué atractivo puede tener para la prensa o los políticos una manifestación de andaluces, sin banderas ni siglas, pidiendo trabajo? Es evidente que los focos y la atención están centrados en otra parte.

Concluye por último, la profesora de la Universidad de Sevilla, que no tiene sentido ahondar en argumentos lingüísticos o históricos para hacer frente a estas arremetidas, “porque en el fondo no es la lengua lo que sustenta la burla (del cónsul en este caso). Es la economía”. Y sabemos que nuestra economía no está ni para ser motivo de influencia ni tampoco para pedir la independencia.

Isidoro Ropero



https://www.youtube.com/watch?time_continue=209&v=_XownO-G8eA





https://www.youtube.com/watch?time_continue=315&v=xEbOqxKyXdc




Enlaces de referencia:



https://laandalucia.org/la-discriminacion-de-la-realidad-linguistica-andaluza/

https://medium.com/@aspiratas/faq-sobre-er-prinzipito-andal%C3%BA-b44eeed13598





martes, 12 de enero de 2016

Los Presidentes y el Pueblo




-¿Qué podemos hacer por el Pueblo, Presidente?  – preguntó echando mano de su libreta de notas y de la pluma que le habían regalado sus compañeros de partido cuando fue nombrado Consejero.
El Presidente no contestó de inmediato.  Ni se dignó a mirarlo. Fijó su mirada en el inmenso cielo azul que se abría tras los cristales de la ventana de su despacho. Luego, se repitió la pregunta con cierto desdén y, finalmente, contestó con la animación del que se le acaba de ocurrir una brillante idea:

-Al Pueblo, amigo mío, lo vamos a domesticar. Si queremos perpetuarnos, no nos queda otra opción.

Todo fue más rápido de lo esperado. Ordenó, bajo la excusa de la libertad y la supuesta responsabilidad de los maestros, que éstos no sufrieran control alguno sobre su trabajo y que, bajo el principio de la igualdad y la exclusión del padecimiento, no se hiciera repetir ni cursos ni grados a los estudiantes, pasando éstos a los cursos superiores independientemente de sus conocimientos académicos.  Hizo algo más. Seleccionó a los peores profesores de todo el territorio y cambió, cada cierto tiempo, el sistema educativo hasta hacerlo inservible. En pocos años obtuvieron una juventud tal y como la querían: indisciplinada y caprichosa, hedonista y merecida, individualista e ignorante, que se limitaba a satisfacer unas necesidades creadas a costa de exprimir a unos padres tan desorientados y engañados como ellos.

Hicieron mucho más. "El Pueblo debe permanecer siempre necesitado. Nunca sus necesidades deben estar satisfechas, pero tampoco hasta el punto de la desesperación". Así lo dejó de claro a sus consejeros de asuntos sociales quienes, sin dilación alguna, desplegaron políticas subvencionistas y pagaron para que los campesinos no cultivaran sus campos y dieron cerrojazo a las pocas industrias que quedaban llevándoselas a otras tierras. Se creó una red clientelar y una administración paralela para desplazar a los funcionarios decentes que existían y sustituirlos por personas mediocres y afines al partido y a la corrupción. En algo más de dos décadas habían dado la vuelta a la tortilla. Tuvieron incluso tiempo para cambiar valores premiando la corrupción y el enriquecimiento fácil. Pero como todo es mejorable, decidieron al final desproteger de cualquier seña de identidad a un pueblo que se desgañitaba en los campos de fútbol y a una juventud  considerable que se emborrachaba  los fines de semana por los solares y los parques.


Después de aquel primer Presidente, llegaron otros. La última, recién llegada, miraba por la ventana del mismo despacho de siempre, satisfecha, contenta, convencida que ella culminaría la obra emprendida  hacía treinta y cinco años atrás, soñando incluso en que aún podría agrandar el imperio, imaginando cómo entraría triunfante en otro despacho, lejos, más allá de las montañas, en el que, en el mismo momento, un barbudo de aspecto torpe y sonrisa pérfida pensaba satisfecho lo bien que había servido a sus amos de Europa.


lunes, 11 de enero de 2016

El orgullo de ser Andaluz





Es curioso comprobar cómo nuestras definiciones sobre lo andaluz rondan siempre en torno al orgullo de serlo, como si con esa sola palabra uno ya cumpliera con la obligación de ser o sentirse Andaluz.

Qué fácil resulta siempre recurrir a las mismas frases para expresar un sentir que se mueve casi continuamente más en el tópico que en lo verdaderamente genuino.

No cuesta demasiado valerse de ello. Es siempre el argumento más empleado o la respuesta más común que suele leerse en los foros o en las redes sociales.

Sin embargo, no es lo más importante el hecho de sentirse orgulloso de ser andaluz, sino estar complacido de serlo. Porque esto último está condicionado al progreso, al bienestar social e individual, a la educación, a la justicia, a la economía, al conocimiento de nuestra propia historia, a la conciencia de ser y de pertenencia…, y resulta complicado, teniendo en cuenta la realidad actual de Andalucía, sentirse satisfecho y afortunado solo por el simple hecho de ser andaluz bajo una situación que nos condiciona y atenaza.

Nada es gratuito. Y todo debe ganarse, hasta la misma acepción de Andaluz, aunque nos venga dada solo por nuestro lugar de nacimiento. Y que tampoco se consigue con los continuos golpes de pecho que nos damos a la menor ocasión, o estando alertas para contestar airados a los desafortunados comentarios de presentadores y políticos venidos a menos que siempre hacen, de manera peyorativa, sobre nosotros.


Vamos a dejarnos ya de pregonar tanto “orgullo de ser andaluz” y empecemos a demostrarlo de verdad. Vamos a empezar a ejercer verdaderamente de andaluces, a que podamos sentirnos satisfechos de serlo porque, entre todos, hemos conseguido mejorar nuestras condiciones de vida, nuestra cultura y nuestro progreso.

domingo, 20 de septiembre de 2015

El puente de la esperanza



Los grandes acontecimientos a veces se ven reflejados en humildes y pequeñas circunstancias cuando, estas últimas, no terminan por ser las desencadenantes de los primeros. En Campillo del Río, perteneciente al municipio de Torreblascopedro, en la provincia de Jaén, viven un problema que se alarga en el tiempo: cada vez que llueve en consideración nuestro río, el Guadalquivir, se desborda y se inunda el puente que los deja incomunicados, el transporte público no puede pasar, los jóvenes no pueden desplazarse a la universidad, ni los mayores pueden acudir a los servicios médicos de la capital, y los agricultores no pueden acceder a sus tierras para trabajar.

La solución, tan sencilla como lógica: construir un nuevo puente con altura suficiente que no permita que se inunde. ¿Por qué no se hace? Por el mismo motivo por el que no se han realizado políticas efectivas y necesarias en Andalucía, porque vivimos bajo un régimen y una dictadura de la mediocridad más atenta a sus intereses partidistas que a los de los ciudadanos, porque el PSOE en Andalucía, con esas ansías de perpetuarse como especie, solo se pone gallito en las formas cuando el partido de Madrid no es el suyo. En Andalucía, no se altera nunca porque entre perros del mismo pelaje no se van a morder. Para muestra un botón del mismo tema:

En 2001, el entonces alcalde de Villatorres y alcaldesa de Torreblascopedro, ambos del PSOE, aprovechando una de las inundaciones del puente y que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir era responsabilidad del  Gobierno del PP, se ponen al frente de los vecinos de Vados de Torralba para alentarlos  a protestar frente a esos incompetentes que no solucionan el problema de una vez por todas. Allí, en el fragor de las manifestaciones y arengas políticas, la entonces alcaldesa de Torreblascopedro promete luchar hasta el final y contra quien sea hasta dejarlo concluido.
Cuando se entera, tras una comunicación de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, de que la carretera y puente inundados eran competencia de la Diputación Provincial de Jaén (PSOE) desde el año 1978, los dos valientes alcaldes del PSOE hacen mutis por el foro y abandonan las protestas enseguida y no se les vuelve a oír más. Es lo que tiene la obediencia de partido y el miedo a perder el puesto y su salario.

Pues bien, catorce años después, y tras haber padecido numerosas inundaciones, el Ayuntamiento de Torreblascopedro, gestionado ahora por Andalucistas del PA, luchan, como los últimos de Filipinas, porque se cumpla el convenio firmado en 2007 entre la Diputación Provincial de Jaén y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir para la construcción de un puente nuevo que comunique Campillo de Río con Vados de Torralba y dé acceso a la capital sin necesidad de recorrer más de 60 km para llegar a Jaén cada vez que el puente actual se inunda y los deja incomunicados.

           
Y en esa lucha, tan solitaria y pequeña, encerrados los vecinos de Campillo del Río hasta encontrar una solución definitiva, resistiendo como jabatos con la esperanza de forzarla de una vez por todas, amparados de momento por los medios de comunicación y olvidados como siempre por el Gobierno de la Junta y su Presidenta, ahora dedicada a atender, cómo no, a los intereses de su partido e intentando solucionar problemas de Estado que ni le competen ni son de su responsabilidad.

Y como sigo creyendo que, a veces, las pequeñas circunstancias desencadenan grandes acontecimientos, quisiera soñar que a esta petición del puente, capitaneada por un grupo de Andalucistas del PA, aislados y rodeados por los poderosos del PSOE, debería sumarse el apoyo directo de todos los Andalucistas para que, finalmente, se construya ese puente, símbolo siempre de comunicación y acercamiento, que una vez conseguido, siguiéramos construyendo puentes entre todos los Andalucistas y todos los Andaluces de Conciencia, para solucionar todos los problemas que, en estos más de treinta y cinco años, el régimen no ha sabido solucionar porque, como su Presidenta pregona, tienen que dejarse la piel por el partido que los alimenta y los nutre. Y ésta es y ha sido su única prioridad.

El puente de Campillo del Río y Vados de Torralba es el “puente de la esperanza”, el símbolo de que, con la lucha, el Pueblo Andaluz vencerá a la inoperancia e incompetencia de la política socialista en Andalucía, tras más de tres décadas ininterrumpidas en el poder. La enseñanza de que, si el Andalucismo quiere triunfar, debe estar a pie de obra, con los que necesitan ayuda, atendiendo a quienes pretende defender de los grandes lobos del pueblo.

Por eso quisiera que fuese también el símbolo del nuevo Andalucismo que se ha de construir. Levantemos puentes, comuniquémonos, para que el nuevo Andalucismo que renazca sea fuerte y concluyente. Y, mientras tanto, no olvidemos a los  siete compañeros Andalucistas que, en Torreblascopedro, resisten los embates y acometidas de los más fuertes en el poder. Vamos a darle todo el apoyo que podamos en su justa lucha, firmando su petición, apoyándolos con escritos y referencias, con comunicados o con nuestra presencia allí si puede ser. Les recuerdo que, a fecha de hoy, ya llevan seis días de encierro. Que no se sientan solos, para que ningún Andalucista piense que está solo.

 En vosotros está ahora apoyarles.
 

Para firmar la petición:


Para ponerse en contacto con el Ayuntamiento de Torreblascopedro:

  C/ Paseo del Ayuntamiento 20
  Teléfono: 953626001  FAX: 653634200
  Página web: http://www.torreblascopedro.es
  Email de contacto: torreblascopedro@jaen.com
 
Fuentes:

lunes, 31 de agosto de 2015

¿Por quién doblan las campanas?


“Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti”. (John Donne 1624)

 

Siempre se acaba hablando bien de los muertos. Es lo que tiene de indulgente la muerte. Siempre termina por dignificarnos. A veces han de morirse, da igual si es o no con muerte digna, para que se valoren las acciones o se justifiquen los errores de los fallecidos.

No faltan monaguillos que repican ya con ahínco las campanas, a través de los medios de comunicación,  para anunciar la muerte del Partido Andalucista. Como analistas del último minuto repiten, por enésima vez, las claves del porqué de la desaparición de este partido y sintonizan con los medios que, guardando siempre un sepulcral y alevoso silencio  sobre él, ahora se desgañitan anunciando la buena nueva de su muerte a todos los vientos. Es lo que de morboso tiene también la muerte ajena.

Pero no pueden valer las voces de sepultureros que antes no han sabido enterrar a sus propios muertos, que en todos estos años no han sabido dar valor ni conciencia a un Pueblo cuyo sentimiento nacionalista ni se acaba con el PA ni empieza con quienes quieran capitanear un proyecto nuevo con los mismos planteamientos que hace 35 años, porque ya no estamos en los ochenta.

Y este es el esfuerzo que reclamamos los andaluces que nos sentimos Andalucistas y Nacionalistas Andaluces. Ese es el acto de generosidad que reclamamos a quienes pueden organizar y  consensuar un nuevo proyecto en el que nos veamos una inmensa mayoría de andaluces representados. Sin prisas, por lo que no valen ni hacen falta los personalismos interesados y sí se hace necesaria la participación y la sensatez a la hora de elaborar ese programa, concreto y definido, que dé respuesta a las verdaderas necesidades del Pueblo Andaluz.

Esta debería ser la preocupación, y no otra, de quienes desde sus posiciones de influencia intentan una vez más hablarnos de lo que debiera haber sido y no de lo queremos que sea desde ahora en adelante.

La muerte del PA, si sabe morir decentemente, hará un daño necesario al partido que tantas veces, incluso con su propio beneplácito, le ha dado la puntilla en estos 35 años de régimen. A quien más le conviene  ahora que el PA siga existiendo es al PSOE porque, mientras esté, el Andalucismo  lo tendrán controlado, maniatado y expropiado como hasta ahora.  Pero si el PA desaparece y el Andalucismo sabe organizarse, entonces el PSOE no podrá controlar ni manipular a una fuerza que siempre va a tener enfrente cuando decida postergar a Andalucía a un segundo plano para contentar y aplacar las ansias soberanistas de otras Comunidades.
 
 

martes, 28 de julio de 2015

ANDALUZ, DIME TÚ...


Andaluz, dime tú, si no existen razones para desenterrar el grito manchado de sangre, el grito que, como un eco, recorrió la madrugada de aquel 11 de agosto en la soledad de la muerte. Dime tú si no existen profundas razones para redimir con tu grito a miles de andaluces que anduvieron tierras extrañas con la cruz de la emigración a cuestas, con la necesidad metida en los bolsillos y los ojos llenos de ensueño. Dime tú que ves de nuevo a los hijos de Andalucía perderse en otros horizontes y otras tierras, que ves la miseria y la incultura, al hombre domado y silencioso, a los nuevos usurpadores de la voluntad y la esperanza.

No creas que estás solo en tu grito. No pienses que nadie lo oirá. Ni por un momento te preguntes que para qué. Grita con todas tus fuerzas el mismo sueño al que, un día, quisieron acallar las balas asesinas. Grita para que se cumpla, para recobrar la luz y su alma, la dignidad de un Pueblo que tiene que conquistar su destino. Grita con todas tus fuerzas, con todo el orgullo de ser y sentirse andaluz, con toda la verdad: ¡¡Viva Andalucía Libre!! y que el eco prolongue tu grito, como en aquella fatídica noche, hasta el último rincón de nuestra tierra.

 

sábado, 21 de marzo de 2015

Reflexión para el 22-M

 

Rafael Alberti, en su “balada para los poetas andaluces de ahora”, se preguntaba qué cantan, qué miran, qué sienten los poetas andaluces de ahora. Y seguía preguntándose ¿Es que ya Andalucía se ha quedado sin nadie? ¿Dónde los hombres? Parece que están solos...

Hoy toca preguntar por otro tipo de poetas, no menos soñadores, no menos valientes y comprometidos, terriblemente igual de olvidados.  ¿Dónde los Andalucistas de ahora? ¿Qué miran y sienten los Andalucistas de ahora? ¿Es que Andalucía ya no tiene a nadie? ¿Dónde los Andaluces? Parece que están dormidos…

Y sin embargo nos vienen de fuera a despertarnos cada cuatro años, pero no del letargo, solo quieren hacernos mover del sofá para que acudamos a votarles. Luego, Andalucía se queda más sola que nadie, hasta otro evento electoral en que nos necesiten o a nuestro escenario o a nuestros aplausos generosos. Luego, nos seguirán tratando con ese mismo desprecio con el que se trata al que, después de utilizarlo, molesta hasta su presencia.

Inmediatamente al 22 de marzo, justo se sepan los resultados electorales y comiencen los analistas del último minuto a soltar por los medios sus conclusiones y vaticinios futuros de pactos, las entrevistas a los líderes más buscados, bien porque hayan ganado o tengan la llave de la gobernabilidad, o bien porque hayan perdido y estén preparando sus excusas  o su exención de culpas, después de que todo tipo de periódicos, cadenas televisivas y de radio mareen la perdiz hasta el infinito con el mismo interés en Andalucía que el demostrado hasta ahora, cuando termine de verdad toda esta coyuntura de medios y políticos, sedes y retransmisiones en directo y diferido,  muchos Andaluces volveremos a nuestro trabajo y a nuestras preocupaciones diarias, a nuestra lucha, al margen de los resultados electorales, para seguir buscando y profundizando en un compromiso activo que nos acerque más a valores de un Ideal Andaluz renovado y actualizado a nuestras necesidades, que no es suficiente ya, como se empeñan todos esos partidos de la subsistencia básica, con cubrir necesidades elementales, sino que deben responder o dar respuesta a otras dimensiones mucho más profundas.

Seguiremos trabajando, al margen de los resultados electorales, en exigencias de respeto y de autoestima que solo son posibles si se dan en un contexto de reconocimiento de nuestra identidad y del orgullo de pertenencia. La unidad no es que todos pensemos igual, sino que todo pensamiento, por diverso que sea, vaya encaminado a valores de autorrealización y creencias que nos posibiliten como auténtico Pueblo.

Y estos cambios potenciadores no van a venir de la mano de la política, ni de los cambios sociales que pudieran favorecer. Por eso, en la creencia de que serán los cambios culturales los verdaderos precursores de los cambios sociales, seguiremos trabajando para que en Andalucía consigamos una unidad de acción de todas las Asociaciones, Foros, Asambleas Ciudadanas, Ciudadanos de conciencia, o cualquier otra organización no política cuyos fines estén puestos en el progreso y desarrollo de Andalucía.

Ese encuentro y confluencia deben desarrollarse en un contexto de generosidad que esté por encima de individualidades y personalismos, que consensuen unos objetivos comunes que podamos afrontar en una unidad de acción.

Nuestra lucha, la lucha de los Andaluces de Conciencia, no puede pararse porque gane éste u otro partido. Al margen de los resultados que se obtengan, seguiremos peleando y luchando por alcanzar el sueño de ver a una Andalucía auténticamente libre y alejada de todos los lastres económicos y de miseria en la que nos han hundido y nos determinan, alejada de toda aculturación y de los manipuladores sociales y mercaderes de votos.

Mañana, 22 de marzo de 2015, sea lo que fuere el resultado, nosotros seguiremos gritando con todas nuestras fuerzas:  ¡VIVA ANDALUCÍA LIBRE! ¡VIVA ANDALUCÍA VIVA!