viernes, 8 de noviembre de 2013

La Cultura como Visión: Identidad Andaluza y Cambio Social


Debería haber una apuesta clara por la Cultura como Visión, como manera de conformar una identidad que promueva un verdadero cambio social en Andalucía.

            Y en esa Visión deberíamos definir claramente qué queremos ser los andaluces y qué queremos conseguir, desde dos vertientes que han de cruzarse y complementarse: la identidad individual y la identidad colectiva andaluza, capaces de enriquecerse en conductas y comportamientos que promuevan cambios culturales idóneos para conseguir, al fin, serios cambios sociales.

Hay quienes opinan que bien, al contrario, “un verdadero cambio  cultural solo llega a imponerse mediante un verdadero cambio social”, pero en Andalucía hemos tenido ejemplos que no avalan esta afirmación. Los cambios sociales que ha experimentado nuestra tierra no han ido aparejados de esos cambios culturales capaces de conformar verdaderamente una identidad andaluza. Más bien, al contrario, las políticas culturales desplegadas por la Junta de Andalucía nos han sumido en fáciles estereotipos o en creencias que se limitan a potenciar una cultura política basada en “valores” tan poco edificantes como el enriquecimiento fácil a través del engaño y la corrupción.

No es un anacronismo, en plena política globalizadora y de revolución tecnológica, insistir en definir y defender los principios de la identidad andaluza. Quizás ahora, también en la existente crisis de valores y educativa, es cuando debería redefinirse un concepto de Ideal Individual que recupere los valores necesarios y añada los nuevos, que por otra parte reclama la sociedad, para la implantación de un verdadero Ideal Andaluz renovado y colectivo.

Si pensamos que el cambio social llegará a imponerse si antes se instala un verdadero cambio cultural, debemos definir aquellas variables que, en nuestro caso, conforman nuestra cultura y nuestra identidad frente a las tesis y estrategias globalizadoras que insisten en establecer patrones culturales instrumentalmente más protegidos y dentro de un contexto específicamente mercantil y económico.

Las actuales políticas educativas, en su constante fracaso de enfoque y despliegue, no ayudan en absoluto a definir esa identidad que se hace cada vez más necesaria. Más bien al contrario, en su fracaso, arrastran la conciencia de identidad o, aún peor, la siguen confundiendo con los estereotipos y folclorismos acostumbrados.

En la base de los cambios sociales que una parte de la sociedad exige y pregona, inducidos por las carencias económicas y necesidades de supervivencia, no se emplea la defensa de una cultura que sea capaz de conformar nuestro estilo de vida y de pensamiento. De ahí que poco a poco se vacía de contenido y se presentan como meras formas o representaciones folclóricas sin más trascendencia.

El nuevo Ideal Andaluz debe complementarse con valores impulsados por las propias fuerzas sociales y defendido por formaciones políticas y sindicales nacionalistas que persigan el cambio social en Andalucía. De ahí que deban prestar atención a una labor ilustradora y formadora que debe ser programada, defendida y transmitida al resto de la sociedad.

Si somos capaces de luchar por crear un contexto de igualdad y de justas oportunidades, alejado del clientelismo que hoy gestionan los partidos y sindicatos centralistas que nos gobiernan, base de la desigualdad y la corrupción actuales; si nos alejamos de conductas acomodaticias y compasivamente subvencionadas; si somos capaces, sobre la base del derecho, de reclamar lo que nos corresponde y luchar por alcanzarlo, estaremos consiguiendo un verdadero cambio social en Andalucía.

No sirven repetir, una vez más, políticas que desde hace 33 años nos han traído a esta realidad de pobreza, paro y emigración, en un contexto de corrupción generalizada y de hipócritas estrategias que intentan perpetuar la alternancia en el poder entre los dos partidos centralistas mayoritarios. Quienes nos han traído hasta aquí, no nos sacarán. Se limitarán, en esa espiral de soluciones mediocres, a enmendar con medidas subsidiarias la situación dramática que ellos mismos han creado.

La Identidad pasa también por la conciencia, y ésta debe definirse desde una reflexión colectiva que refleje lo más objetivamente posible la realidad de Andalucía. Todo sentimiento de victimismo, de exclusión o pura confrontación, toda distorsión y eliminación de aspectos críticos nos van a dar, sin duda, una interpretación errónea de la realidad andaluza. Pero tampoco sería ésta completa si obviamos contenidos y valores que hoy deben estar presentes y que aseguran una apertura a políticas realmente liberadoras para todos los colectivos: igualdad entre los sexos, ecologismo, multiculturalismo, etc.

En resumen, la Cultura Andaluza debe conformarse en una Visión clara que favorezca una Identidad, reflejada en el marco de un nuevo Ideal Andaluz, con la firme intención de producir los cambios sociales necesarios que aseguren el progreso de todos los andaluces en un contexto de tolerancia y valores de igualdad y solidaridad.
Isidoro Ropero

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