Debería haber una apuesta clara por
la Cultura como Visión, como manera de conformar una identidad que promueva un
verdadero cambio social en Andalucía.
Y en esa Visión deberíamos definir claramente
qué queremos ser los andaluces y qué queremos conseguir, desde dos vertientes
que han de cruzarse y complementarse: la identidad individual y la identidad colectiva
andaluza, capaces de enriquecerse en conductas y comportamientos que promuevan
cambios culturales idóneos para conseguir, al fin, serios cambios sociales.
Hay
quienes opinan que bien, al contrario, “un verdadero cambio cultural solo llega a imponerse mediante un
verdadero cambio social”, pero en Andalucía hemos tenido ejemplos que no avalan
esta afirmación. Los cambios sociales que ha experimentado nuestra tierra no
han ido aparejados de esos cambios culturales capaces de conformar
verdaderamente una identidad andaluza. Más bien, al contrario, las políticas
culturales desplegadas por la Junta de Andalucía nos han sumido en fáciles
estereotipos o en creencias que se limitan a potenciar una cultura política basada
en “valores” tan poco edificantes como el enriquecimiento fácil a través del
engaño y la corrupción.
No
es un anacronismo, en plena política globalizadora y de revolución tecnológica,
insistir en definir y defender los principios de la identidad andaluza. Quizás
ahora, también en la existente crisis de valores y educativa, es cuando debería
redefinirse un concepto de Ideal Individual que recupere los valores necesarios
y añada los nuevos, que por otra parte reclama la sociedad, para la
implantación de un verdadero Ideal Andaluz renovado y colectivo.
Si
pensamos que el cambio social llegará a imponerse si antes se instala un
verdadero cambio cultural, debemos definir aquellas variables que, en nuestro
caso, conforman nuestra cultura y nuestra identidad frente a las tesis y
estrategias globalizadoras que insisten en establecer patrones culturales
instrumentalmente más protegidos y dentro de un contexto específicamente
mercantil y económico.
Las
actuales políticas educativas, en su constante fracaso de enfoque y despliegue,
no ayudan en absoluto a definir esa identidad que se hace cada vez más necesaria.
Más bien al contrario, en su fracaso, arrastran la conciencia de identidad o,
aún peor, la siguen confundiendo con los estereotipos y folclorismos
acostumbrados.
En
la base de los cambios sociales que una parte de la sociedad exige y pregona,
inducidos por las carencias económicas y necesidades de supervivencia, no se emplea
la defensa de una cultura que sea capaz de conformar nuestro estilo de vida y
de pensamiento. De ahí que poco a poco se vacía de contenido y se presentan
como meras formas o representaciones folclóricas sin más trascendencia.
El
nuevo Ideal Andaluz debe complementarse con valores impulsados por las propias
fuerzas sociales y defendido por formaciones políticas y sindicales
nacionalistas que persigan el cambio social en Andalucía. De ahí que deban
prestar atención a una labor ilustradora y formadora que debe ser programada,
defendida y transmitida al resto de la sociedad.
Si
somos capaces de luchar por crear un contexto de igualdad y de justas
oportunidades, alejado del clientelismo que hoy gestionan los partidos y
sindicatos centralistas que nos gobiernan, base de la desigualdad y la
corrupción actuales; si nos alejamos de conductas acomodaticias y
compasivamente subvencionadas; si somos capaces, sobre la base del derecho, de
reclamar lo que nos corresponde y luchar por alcanzarlo, estaremos consiguiendo
un verdadero cambio social en Andalucía.
No
sirven repetir, una vez más, políticas que desde hace 33 años nos han traído a
esta realidad de pobreza, paro y emigración, en un contexto de corrupción
generalizada y de hipócritas estrategias que intentan perpetuar la alternancia
en el poder entre los dos partidos centralistas mayoritarios. Quienes nos han
traído hasta aquí, no nos sacarán. Se limitarán, en esa espiral de soluciones
mediocres, a enmendar con medidas subsidiarias la situación dramática que ellos
mismos han creado.
La
Identidad pasa también por la conciencia, y ésta debe definirse desde una
reflexión colectiva que refleje lo más objetivamente posible la realidad de
Andalucía. Todo sentimiento de victimismo, de exclusión o pura confrontación, toda
distorsión y eliminación de aspectos críticos nos van a dar, sin duda, una
interpretación errónea de la realidad andaluza. Pero tampoco sería ésta
completa si obviamos contenidos y valores que hoy deben estar presentes y que
aseguran una apertura a políticas realmente liberadoras para todos los
colectivos: igualdad entre los sexos, ecologismo, multiculturalismo, etc.
En
resumen, la Cultura Andaluza debe conformarse en una Visión clara que favorezca
una Identidad, reflejada en el marco de un nuevo Ideal Andaluz, con la firme
intención de producir los cambios sociales necesarios que aseguren el progreso
de todos los andaluces en un contexto de tolerancia y valores de igualdad y
solidaridad.
Isidoro Ropero

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